Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la asfixia por inmersión o ahogamiento, es la cuarta causa de muerte en el mundo y la primera en hombres de 4 a 14 años. Por lo mismo, los adultos deben utilizar todas las medidas necesarias para evitar estas tragedias.

El Jefe de la Carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico, Patrick Sepúlveda, afirma que lo primero que hay que tener claro es que “los accidentes no se deben a la mala suerte ni a la casualidad, sino a la causalidad, ya que todo accidente posee uno o más errores que lo generan”.

Partiendo de esa base, el especialista destaca que la mejor medida de prevención en piscinas es siempre la supervisión permanente por parte de un adulto, como acto vital. “La responsabilidad sobre la seguridad de un niño pequeño no es del menor, será siempre de los adultos. Ésta es la mejor medida a la hora de evitar un accidente, ya que en caso de un problema el adulto puede auxiliarlo de inmediato. La desventaja está dada por el hecho de que el adulto no puede realizar otra actividad”, comenta.

En ese sentido, las recomendaciones del docente de la Universidad del Pacífico son claras: “No asuma que alguien más está mirando a un niño o niña. Nunca deje los deje solos en la piscina sin un adulto y no considere que las clases de natación protegerán a su hijo de ahogarse”, precisa.

Alternativas de Seguridad

Como medidas complementarias para prevenir accidentes en piscinas, actualmente existen en el mercado distintas herramientas para aumentar la seguridad, las cuales son analizadas por el experto en prevención de riesgos de la

Universidad del Pacífico:

Flotadores y alitas:
Existe en el mercado un amplio surtido de flotadores, pero se debe recordar que estos son juguetes, que en algunos casos pueden servir como apoyo para aprender a nadar, pero en ningún caso son un medio para resguardar la vida de un niño por sí solos. Siempre se deben usar en compañía de un adulto.

Chaleco salvavidas:
El chaleco salvavidas debe ser de un material adecuado, entendiéndose por ello que sea un chaleco de nailon, relleno de espuma de polietileno y con sujetadores de metal o plástico. Sin embargo, siempre requerirá de la supervisión de un adulto responsable.

Rejas o cercas perimetrales:
Estas deben ser de al menos 80 cm. de altura y deben contar con una separación entre barrotes no mayor a 12 cms. para que no quepa la cabeza de un niño. Adicionalmente, deben tener un buen seguro en la parte superior de la puerta de acceso e idealmente cierre automático. Sin embargo, tampoco es cien por ciento infalible, pues el niño puede encontrar la manera de traspasarla o en un descuido puede que un adulto no deje bien cerrada la puerta.

Alarmas de inmersión:
Este tipo de alarmas funciona detectando las ondas que se producen en el agua cuando se sumerge un objeto mayor a cierta cantidad de peso, idealmente sobre 6 kilos. En ese momento se activa una alarma, la cual puede estar en la piscina y otras más avanzadas dentro de la casa. La desventaja de este tipo de medida de seguridad es la verificación de la mantención preventiva del aparato.

Brazaletes de seguridad:
Estos brazaletes especiales se ponen en la muñeca de los niños y activan una alarma cuando se sumergen. El problema es que pueden ser incómodos para los niños, quienes pueden tratar de sacárselos, lo que se suma a la necesidad de mantención preventiva del aparato.

Recomendaciones finales:

Gonzalo Lazo, Presidente de la Fundación Aguas Más Seguras, entrega algunos tips de seguridad, para que el uso de las piscinas en edificios y condominios sea óptimo:

1. Según el reglamento interno, generalmente se solicita pasar por la ducha de la zona, antes y después de ingresar al agua.

2. Los niños deben siempre ser acompañados de un adulto a la hora de utilizar la piscina. Frecuentemente, existen piscinas especiales para niños, que son más pequeñas y tienen menos profundidad.

3. Evitar exceso de juguetes al interior de las piscinas y “hazañas” de adolescentes en la piscina, tales como “bombas de agua”.

4. Vigile constantemente a los menores de edad. El 84% de los ahogamientos ocurren por una supervisión inadecuada y generalmente a la hora de almuerzo o entre las 4 y las 6 de la tarde.

5. Los salvavidas tradicionales son más confiables que las llamadas “alitas”.

6. Nunca dejar a un niño solo, bajo ninguna circunstancia, en una bañera, ni tampoco a cargo de un hermano menor de 10 años.

7. Enseñe cuanto antes a sus hijos a nadar, ojalá a partir de los dos años.

8. En caso que accidentes por inmersión, se recomienda que conserjes manejen conceptos básicos de primeros auxilios. Igual para los adultos.