“La asfixia por inmersión es una de las tres principales causas de muerte en Chile de niños menores de cinco años, y causa de severas secuelas neurológicas en los que consiguen sobrevivir”, afirma la doctora Lorena Yates, pediatra y Coordinadora de Urgencia Pediátrica en Clínica Universidad de los Andes. Por lo mismo, los cuidadores de los niños y niñas deben tomar medidas para prevenir. Porque, además, los casos por asfixia por inmersión aumentan durante la época de piscina y las cifras varían año a año.
Recomendaciones:
• Pedir ayuda.
• Sacar al niño, niña o a la persona afectada del agua.
• Si respira, poner a la persona de costado y llamar a la ambulancia.
• Si no respira, iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar durante al menos dos minutos, antes de retirarse de su lado para llamar a una ambulancia.
• No intentar extraer agua de los pulmones
• No quitar la ropa. La baja temperatura protege.
La importancia de saber maniobras de reanimación
La doctora Yates asegura que “cualquier persona puede entregar primeros auxilios. En verano se deben redoblar las medidas de prevención para prevenir ahogos. Pero si, pese a todos los esfuerzos se produce un ahogo, es muy importante tener nociones básicas de reanimación cardiopulmonar, especialmente si se está al cuidado de niños pequeños”.
“Lo más delicado de este tipo de accidentes son las severas consecuencias neurológicas que pueden producir en los niños que logran sobrevivir. Además de los daños al cerebro y el corazón que son los órganos más afectados”, agrega la especialista de la Clínica de la Universidad de Los Andes.
Los efectos de la asfixia por inmersión son provocados por la hipoxia o falta de llegada de oxígeno a todos los tejidos. El órgano más afectado es el cerebro; en segundo lugar, el corazón y a los tres minutos, el niño puede quedar con daños neurológicos.
Consejos para prevenir los accidentes por asfixia de inmersión
• No dejar nunca solos a los niños en lugares con agua, como mar, piscinas, acequias, canales, ríos, lagos e incluso el baño de la casa, ni cerca de recipientes con líquido.
• Llenar las piscinas inflables sólo al momento de usarlas y luego vaciarlas, incluso las de poca profundidad. Sólo se necesitan unos pocos centímetros de agua para que se ahogue un niño.
• En las casas, rodear las piscinas con rejas de protección, de una altura de 1,5 metros y con una separación entre barrotes de máximo 10 cm. La puerta debe permanecer siempre cerrada y segura. No deben existir sillas o escaleras cerca de las rejas, que los niños puedan usar para escalar.
• Evitar que dentro o alrededor de la zona de la piscina existan elementos atractivos para los niños.
• Usar chalecos salvavidas adecuados para el peso y la edad del niño. Las alitas y los juguetes plásticos no son seguros.
• Aunque es bueno que los niños sepan nadar, esto no debe dar una falsa seguridad a los padres.